Resistir es tan cobarde o tan heroico... como rencunciar

domingo, 18 de enero de 2009

"Los dominios perdidos" jorge teillier



Estrellas rojas y blancas nacían de tus manos.
Era en 189... en la Chapelle d'Anguillon,
eran las estrellas eternas
del cielo de la adolescencia.
En la noche apagaste las lámparas
para que halláramos los caminos perdidos
que nos llevan hacia un laúd roto y trajes de otra época,
hacia una caballeriza ruinosa y un granero de fiesta
en donde se reúnen muchachas y ancianas que lo perdonan todo.

Pues lo que importa no es la luz que encendemos día a día,
sino la que alguna vez apagamos
para guardar la memoria secreta de la luz.
Lo que importa no es la casa de todos los días
sino aquella oculta en un recodo de los sueños.
Lo que importa no es el carruaje
sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.
Lo que importa no es la lluvia
sino sus recuerdos tras los ventanales del pleno verano.

Te encontramos en la última calle de una aldea sureña.
Eras un vagabundo de barba crecida con una niña en brazos,
era tu sombra –la sombra del desaparecido en 1914—
que se detenía a mirar a los niños jugar a los bandidos,
o perseguir gansos bajo una desganada llovizna,
o ayudar a sus madres a desvainar arvejas
mientras las nubes pasaban como una desconocida,
la única que de verdad nos hubiese amado.

Anochece.
Y al tañido de una campana llamando a la fiesta
se rompe la dura corteza de las apariencias.
Aparecen la casa vigilada por glicinas, una muchacha
leyendo en la glorieta bajo el piar de gorriones,
el ruido de las ruedas de un barco lejano.

La realidad secreta brillaba como un fruto maduro.
Empezaron a encender las luces del pueblo.
Los niños entraron a sus casas. Oímos el silbido del titiritero
que te llamaba.
Tú desapareciste diciéndonos: “No hay casa, ni padres, ni amor;
sólo hay compañeros de juego”.
Y apagaste todas las luces
para que encendiéramos
para siempre las estrellas de la adolescencia
que nacieron de tus manos en un atardecer de mil ochocientos
noventa y tantos.

corbatas rojas

tantas personalidades y ninguna es la mia
que tan malo puede ser mirar el mar desde el infierno
mi ropa es de hojas secas
y en esa selva de asfalto como es posible entonces una amistad
como es posible entonces no mirar detras del vidrio
como no me escondere de ese mar
si una gota no me quitaria ni la sed
pero si fueran tantas me ahogarian
mis movimientos serian tan pertubados
que seria un juego para ti
si la noche es tan hermosa porque en su oscuridad se esconden las mayores repugnancias
y la misma estrella que vio la degradacion
vera las mismas personalidade llenas de consternacion
yo me seguire escondiendo detras de este vidrio
todos hemos sentido como el aire corta la piel
tu lo olvidaste
ellos lo olvidaron
el fuego siempre sera tan hermoso
pero nunca podremos tocarlo
las cosas mas hermosas son las que menos tendremos cerca
si me pinto un labio en la mejilla me darias tu sonrisa
como voy a poder llamarte entre tanta agua
como llamarte si mis hoja se caen
y mi desnudes jamas fue perfecta aqui ni en mi infierno
alguna vez me gustaria pensar que no necesito ni las hojas ni el vidrio
la pintura debajo de mis pies me señala el camino para cruzar hasta el mar
y camino y las personalidades me rodean
jamas nos volveremos a ver
y nunca mire en tus ojos
no te recuerdo ya
pero me seguire escondiendo detras de mi corbata roja
seguire aguantando la respiracion
esque es tan cruel respirar tantas veces aqui
el aire de las manifestaciones de los corazones
que todos tienen se que esta ahi tan adentro
si fuera capaz de tocarlo no estaria aqui
respondeme antes de pasar y flagelar mi piel desnuda sin hojas
¿acaso eres un arbol?